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El velo de la mujer es mostrado en “la naturaleza misma”
Nuestra propia naturaleza, que Dios nos ha dado, nos enseña que los hombres no deben cubrirse la cabeza, pero las mujeres sí.
1 Co. 11:13-15 『Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?』
Este versículo implica que no es propio que la mujer rinda culto a Dios con la cabeza descubierta. Sabemos inconscientemente que el hombre que se deja crecer el cabello luce mal y vergonzoso. Dios dio al hombre “la naturaleza” de no cubrirse la cabeza.
“Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello.” De manera contraria al hombre, si una mujer tiene el cabello corto, no luce muy hermosa. Cuando una mujer lleva el cabello largo que le cubre la cabeza, luce bella, lo cual le es honroso. Esto se debe a que Dios dio a la mujer “la naturaleza” de sentirse hermosa cuando el cabello largo le cubre la cabeza.
A través de “la naturaleza misma”, Dios nos enseñó que el hombre no debe cubrirse la cabeza, pero que la mujer debe cubrirse. El versículo 15, “en lugar de velo le es dado el cabello”, significa que Dios utiliza el cabello largo de la mujer para enseñarle inconscientemente que es propio para ella cubrirse la cabeza.
Gracias a que los apóstoles predicaron el evangelio, las enseñanzas de Cristo se difundieron a diversas regiones del Mediterráneo. Inicialmente, la regla del velo era cumplida sin resistencia. Pero conforme la gente defendía la igualdad de géneros, surgió una pregunta: “¿Hay alguna razón para que la mujer use un velo mientras que el hombre no?” En la región de Corinto, las mujeres rechazaron la regla del velo. En un esfuerzo por cambiar su incorrecta forma de pensar, el apóstol Pablo puso énfasis en que la mujer debía cubrirse la cabeza, explicando el profundo significado de esta regla.
(Continua)
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